Artículo | La revolución de los pilares
Dr. David Peñarrocha Oltra| DDSS
- Licenciado en Odontología por la Univ. de Valencia
- Máster en Cirugía Bucal e Implantología por la Univ. de Valencia
- Doctorado en Odontología con Mención Internacional, Univ. de Valencia & Univ. de Pisa
- Scholar ITI (International Team for Implantology), Univ. Nacional Autónoma de México
- Profesor Titular de Cirugía Bucal y Cirugía de Implantes en la Univ. de Valencia
- Director del Experto Universitario en Implantología en la Univ. de Valencia
Debo confesarlo: soy un converso. Hasta hace no mucho tiempo yo era un firme defensor de la superioridad de los implantes con cuello pulido para conseguir estabilidad de los tejidos peri- implantarios de forma predecible y sencilla. Utilizaba implantes sin cuello pulido para la zona estética, pero no les veía muchas más indicaciones. Tenía claro que por mi tranquilidad y por mis pacientes, el implante de rutina, ese del que hay que tener un cajón en la clínica con todas las longitudes y diámetros, debía tener cuello pulido.
“El uso de pilares con implantes sin cuello y con conexión cónica ofrece posibilidades ilimitadas”.
Conozco al Dr. Jesús Pato desde que yo era alumno de Máster, mucho antes de empezar a colaborar con Galimplant. Como tenía confianza con él inmediatamente al iniciar la colaboración intenté convencerle de la falta de un implante con cuello pulido: quería seguir trabajando como hasta entonces porque me funcionaba. No me hizo caso y, afortunadamente para mí, eso me obligó a renovar mis protocolos de trabajo y mis ideas sobre biología peri-implantaria. Actualmente pienso que Jesús y Galimplant estaban en lo cierto y yo me equivocaba. Sigue habiendo alguna situación en la que el cuello pulido puede facilitarnos la vida (por ejemplo, para tener implantes muy cortos) pero nuestro implante del día a día ha de ser sin cuello pulido y con conexión cónica. Y necesitamos ahora 2 cajones: uno para tener implantes sin cuello de todas las dimensiones y otro, si cabe más importante, lleno de pilares de varios diseños y alturas.
Estabilidad primaria y osteointegración están tan estudiados y son tan predecibles que resulta difícil de innovar
Durante décadas los investigadores hemos puesto el foco en el implante y en el hueso. Estabilidad primaria y osteointegración están tan estudiados y son tan predecibles que resulta difícil innovar. En cambio, nuestro reto como clínicos e investigadores actualmente se centra en maximizar el respeto y la estabilidad tisular para prevenir las enfermedades peri-implantarias. Clínicamente esto lo podemos traducir en que nuestro mayor enemigo es la pérdida ósea, ya que sin ella no hay peri-implantitis.
Cuando leemos un artículo “clásico” sobre pérdida ósea peri-implantaria nos encontramos un largo listado de factores, muy variados, en el que todos aparecen en un mismo nivel de importancia. Sin embargo, en los últimos 15 años la evidencia ha avanzado y seríamos perezosos y negligentes si no intentáramos basar nuestro trabajo en un esquema mental más preciso. Pido disculpas por este intento atrevido de resumir una década y media de avances.
Descartadas o controladas las patologías locales y sistémicas que puedan afectar al metabolismo óseo de nuestro paciente (es decir, teniendo en nuestro sillón a un paciente sano o correctamente tratado a nivel sistémico y periodontal) podemos apostarnos una paella con un amigo a que nuestro próximo implante no tendrá pérdida ósea si:
De todos estos factores, el último es el único que no es operador o paciente dependiente. Es por tanto estandarizable y democratizable, lo que lo hace especial para un investigador- docente como yo, especialmente cuando surge la posibilidad de trabajar con una empresa que tiene en su ADN la comprensión y preocupación por este factor y que tiene los recursos y la voluntad de hacer avanzar su sistema de implantes.
Frente al implante de cuello pulido, el uso de pilares con implantes sin cuello y con conexión cónica ofrece posibilidades ilimitadas para adaptarse a cada caso y favorecer la estabilidad tisular: alturas, formas, tratamientos de superficie, distintos momentos de colocación, etc. Este campo es sin duda el presente y el futuro próximo de la implantología. Por eso, debo agradecer a Galimplant el haberme ayudado a abrir los ojos a la revolución de los pilares, tanto como profesional clínico como investigador.
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